Atención Temprana: la importancia de los primeros años de vida
La Atención Temprana hace referencia al “conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”. (Libro Blanco, 2000)
Uno de los principios fundamentales de la Atención Temprana es el fenómeno de la “plasticidad neuronal”, el cual tiene lugar en los primeros años de vida. El término “plasticidad” se refiere a la capacidad del cerebro para reorganizar y modificar funciones, y adaptarse a los cambios externos e internos.
En los primeros años de la vida, las estructuras nerviosas se encuentran en un proceso madurativo, en el que continuamente se establecen nuevas conexiones sinápticas y tiene lugar la mielinización creciente de sus estructuras, de forma que, en respuesta a los estímulos procedentes de la experiencia, y mediante procesos bioquímicos internos, va conformándose el cerebro del niño (Mulas y Hernández, 2004). En consecuencia, la detección precoz permite iniciar una intervención de forma temprana y por tanto más eficaz, puesto que la capacidad de asimilar e integrar nuevas experiencias es mucho mayor.
Actualmente, la Atención Temprana no se limita a actuar sobre patologías ya instauradas (prevención secundaria), sino que apuesta por evitar o minimizar la aparición de alteraciones en el desarrollo (prevención primaria). Por tanto, las actuaciones en Atención Temprana no sólo van dirigidas a los niños que padecen algún déficit físico, psíquico o sensorial, sino también a aquellos otros que, por diversas circunstancias, pueden presentar problemas madurativos o de adaptación, es decir los niños llamados de alto riesgo, y a los niños sin una patología evidente.
Hoy por hoy, la Atención Temprana tiene un carácter más global, abarcando un conjunto de actuaciones que se dirigen no sólo al niño, sino también a la familia y a la comunidad, de manera que se pretende enriquecer el medio en el que se desenvuelve el niño, fomentando las interacciones con las personas que le rodean.
Además si consideramos el desarrollo evolutivo de un niño de forma global, debemos considerar todos y a cada uno de los aspectos que configuran dicho desarrollo: motor, lingüístico, cognitivo, sensorial y socio-afectivo... por ello, es importante que sea atendido por un equipo de profesionales especializado (psicólogos, fisioterapeutas, pediatra, logopedas, neuropediatras, terapeutas ocupacionales, profesores...) que aúnen sus criterios y metodología de trabajo en beneficio del propio niño.
En definitiva, el principal objetivo de la Atención Temprana es prevenir, y en su caso intervenir lo antes posible para favorecer la capacidad de desarrollo y bienestar del niño, haciendo posible su integración en el medio familiar, escolar y social.
García Morte, Laura (Psicóloga Nº Col. CV- 08587)
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