Mostrando entradas con la etiqueta IDEAT. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta IDEAT. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de diciembre de 2019

"APRENDIENDO A APRENDER" ARTÍCULO IDEAT


APRENDIENDO A APRENDER
“La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a su tamaño original”

Las sensaciones son el alimento del que se nutre el sistema nervioso.
Por ello, es importante que nuestro cerebro este continuamente y sobre todo en etapas tempranas en continua percepción de sensaciones variadas que nos ayuden a crecer y madurar.
Más allá de los cinco sentidos hablaremos de los ocho sentidos, nos ayudaremos de ellos para nuestro desarrollo: el sentido de la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, el sentido propioceptivo, el vestibular y el sentido visceral.
Algunos de ellos recogerán sensaciones y nos informarán de lo que sucede en el exterior del organismo como la vista o el oído, otros nos informarán del lugar que ocupa nuestro cuerpo en el espacio y su movimiento como es el sentido propioceptivo o vestibular y otros recogerán información de lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo como el sentido visceral.
Todas las sensaciones percibidas por alguno de estos sentidos estarán a su vez relacionadas con otros datos de otros sistemas sensoriales produciéndose por tanto un procesamiento y una intercomunicación por ejemplo a nivel del tronco encefálico o la corteza cerebral.
La interacción de todos estos sistemas sensoriales y motores hará que se establezcan infinitas conexiones que den significado a la sensación y objetivo al movimiento.
El sistema vestibular es el sentido que organiza el conjunto, cobra especial importancia pues es  el sentido que toman de referencia el resto ya que es el que nos relaciona con la gravedad y con el mundo físico. Se entiende por tanto que cuando este sistema vestibular no funciona adecuadamente no interpretamos con precisión el resto de sensaciones.
Cuando el cerebro y todos los sentidos trabajan al unísono, el cerebro se adapta y aprende sin complicaciones pero este proceso que usualmente se produce de manera natural en la mayoría de individuos supone la base de muchas disfunciones en aquellos niños que tienen dificultades en su integración sensorial.
Por lo tanto, diremos que todas las sensaciones que percibimos desde bebés serán la base sobre la que el niño creará nuevas habilidades en todas las áreas de su desarrollo, donde deberá existir un buen registro de la sensación, una buena modulación, una buena interpretación y una buena respuesta.
El cerebro al nacer sabe cómo integrar un conjunto mínimo de sensaciones sobre las cuales deberemos crear nuevas sinapsis neuronales, ampliando la información y conocimiento del mundo que nos rodea, facilitando el proceso y necesitando cada vez menos energía neuronal para llevarlo a cabo la próxima vez.
Bibliografía
“La integración sensorial en los niños” A. Jean Ayres




domingo, 6 de octubre de 2019

"MINIMIZAR LAS CONSECUENCIAS DEL DIVORCIO EN NIÑ@S" IDEAT


¿CÓMO MINIMIZAR LAS CONSECUENCIAS DEL DIVORCIO EN LOS NIÑOS.?

Tras la separación o divorcio, tanto los hijos como los padres se encuentran con un cambio importante es sus vidas. Cuando se produce una separación los niños sienten dolor, inseguridad y confusión.  La mejor o peor adaptación a la nueva situación familiar dependerá de diversos factores: acuerdo entre los progenitores, cambios de domicilio, problemas económicos, edad de los niños, apoyo familiar…
Un aspecto importante en el proceso de separación es cómo y cuándo comunicar la decisión a los hijos. Aunque los menores tienen distintos niveles de compresión y diferentes modos de adaptarse a los cambios, en general podemos establecer unas pautas básicas:
Es importante comunicar la decisión de la separación cuando ésta esté tomada, nunca antes.

·  Transmitir que la decisión no cambiará: no crear expectativas de reconciliación en los niños.

·  La decisión debería ser comunicada por ambos padres. Tanto el padre como la madre, deben respetarse, no culpabilizando a nadie e intentando evitar discusiones delante de los hijos.

· Es necesario estar preparado para la reacción de los niños: a veces pueden reaccionar llorando, con ira, confusión…

· No informar de los conflictos de fondo: A los niños no les beneficia ni necesitan conocer los detalles íntimos que les han llevado a la separación.

·  Informar cómo será la realidad a partir de la separación: quién se irá de casa, cómo y cuándo hablarán y se verán con el progenitor con el que no conviven, si cambiarán o no de colegio...

· No fomentar fantasías mintiendo sobre la realidad de la separación y creando una situación ficticia: no decir a los hijos que el padre está trabajando en otra ciudad y por eso ya no vive con ellos perjudica la adaptación a la nueva realidad de los menores y puede crear  sentimientos de abandono, entre otros problemas.

·  Aclarar las dudas. Es necesario responder a sus preguntas y dejarles tiempo para asimilar la noticia.

·  Los niños deben sentir que siguen contando con los dos padres en todo momento. Asegura repetidamente a los hijos que ambos continuáis queriéndoles igual o más que antes.

· Respetar la rutina de los hijos. Mantén sin cambios la rutina habitual de tu hijo: domicilio, relaciones con los amigos, colegio, horarios, etc.

·  Asegurar a los hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en el divorcio.

· Facilita la relación de tu hijo con el otro progenitor. Siendo flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, de ese modo mantendrá sus lazos emocionales.

· Comparte preocupaciones y tareas. Hablar directamente con el progenitor todo lo relacionado con la educación y la salud de vuestro hijo y no desacreditarse el uno al otro.

Es esencial llevar una separación lo más civilizadamente posible, transmitiendo a los hijos el máximo apoyo,  bienestar y estabilidad, y dejándolos al margen de las disputas que puedan surgir entre los progenitores.

lunes, 23 de julio de 2018

ARTÍCULO IDEAT SOBRE PROBLEMAS DE CONDUCTA

¿CÓMO PODEMOS MEJORAR 
LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA DE NUESTROS HIJOS?

  ¿Por qué nuestros hijos se portan mal?

            En general, todos los niños tienen problemas de conducta. Se encuentran en una fase álgida de aprendizaje. Es el momento de aprenderlo todo, por tanto, también deben  aprender cómo se tienen que comportar, qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. Necesitan saber qué límites deben cumplir y en ocasiones esos “malos” comportamientos son señales que nos mandan para que nosotros les digamos lo que deben hacer.

¿Qué cosas básicas debemos hacer?

o     Entre todas las conductas que queramos cambiar de nuestro hijo/a elegiremos aquella que sea o más peligrosa para él o más fácil de cambiar. No intentaremos cambiar todos los comportamientos de golpe, elegiremos sólo una conducta. 

o      Todos los miembros de la familia (padres, abuelos, tios…), que estén en contacto continuo con el niño/a, deben de tener un mismo criterio educativo, actuar de la misma manera (la que se elija) y sobre todo no quitarse nunca la autoridad delante del niño/a. 

o      No es conveniente hablar mucho delante del niño/a del problema y de la forma de abordarlo, pues, a veces, se sienten protagonistas y aumentan esas conductas negativas para que sus padres se preocupen por él/ella.

o      Cuando decidimos hacer un cambio, tenemos que estar seguros de que es el momento adecuado: no estamos ansiosos, tenemos tiempo para hacerlo, queremos hacerlo... ya que si iniciamos un cambio y luego lo dejamos a medias, el/la niño/a pondrá mucha más resistencia cuando volvamos a intentarlo.

o      Una vez que iniciamos un cambio tenemos que ser constantes en el tiempo y en el espacio,es decir: hacerlo tanto el lunes, como el martes... y hacerlo en todos los contextos: casa, calle, tienda, casa de los abuelos.

o      Cuando decidimos hacer un cambio de una conducta a la que el/la niño/a está acostumbrado, lo normal es que responda con enfado, se ponga más agresivo, monte más rabietas, se enfade con nosotros, nos ignore... ya que no entiende nuestro cambio de actitud. 

o      Nunca debemos desaprobar al propio niño/a (a su persona), sino su conducta, su comportamiento. Por ejemplo: no podemos decirle que es mala, sino que no se tira del pelo. No podemos decirle “cochina”, sino los papeles se tiran a la basura.

o      Además de eliminar conductas negativas con diferentes técnicas, debemos acompañarlas de muestras de afecto, contacto corporal y expresiones de amor, verbalizaciones positivas cuando haga las cosas bien.


¿Cómo tiene que ser la actitud de los padres para modificar la conducta de los hijos?

o      Tenemos que tener en cuenta, que no somos padres y madres perfectos, por tanto no siempre haremos las cosas como se deben hacer. No debemos culparnos por ello, pues siempre hay momentos del día en que el cansancio y los problemas nospueden. Cuando esto ocurra hay que volver a empezar e intentarlo de nuevo con mucho más ánimo.

o      Se recomienda estar lo más relajado posible (aunque sabemos que no es fácil). Alguna técnica que nos puede ayudar: intentar respirar profundamente en las situaciones de conflicto, contar hasta 50, y después actuar; o salir de la habitación unos segundos y volver cuando se está más calmado, si vemos que estamos demasiado alterados y podemos perder los nervios, será mejor que la pareja (si se encuentra en ese momento, se haga cargo de la situación).

o      Es importante eliminar de nuestra mente pensamientos negativos que no nos van a ayudar en el proceso, del tipo: “si le pongo castigos a mi hijo o no le doy lo que quiere me va a querer menos”, “me va a tener rencor toda su vida”, “un buen bofetón lo solucionaría todo”.

o      Debemos tener una actitud paciente, este trabajo requiere su tiempo, pero si sabemos esperar tendremos resultados de mucho éxito. 

¿Qué debemos evitar?

1.- Ser demasiado permisivos: nuestros hijos deben saber que existen ciertos límites que ellos deben de cumplir. No pueden hacer siempre lo que ellos quieran. Reprimir una conducta inadecuada, no significa “hacerles daño”. El “no” les ayuda a crecer.

2.- Ceder después de decir “no”: si hemos dicho a algo que NO, nos mantendremos firmes en dicha conducta (aunque consideremos que lo hemos hecho mal, nos servirá para aprender).

3.- Falta de coherencia:debemos actuar todos por igual (todos los familiares) y siempre (no vale unas veces si y otras no).

4.- Gritar y perder los nervios:no son buenas formas para inculcar a nuestros hijos. No podemos pedirle que él no grite, o pegue… si nosotros somos los primeros en hacerlo. Para nuestros hijos somos su principal modelo y tienden a imitarnos.

5.- No cumplir promesas y castigos:si prometemos algo lo debemos cumplir, debemos tener palabra con nuestros hijos. No debemos amenazar, ni prometer falsas esperanzas. Si es así nuestros hijos no confiarán en nosotros.


PLANTEAROS OBJETIVOS PEQUEÑOS QUE SUMADOS EN EL TIEMPO SERÁN GRANDES REALIDADES

ÁNIMO.



Laura Garcia Morte
Psicóloga CV- 8587
Centro IDEAT
                                                

domingo, 25 de febrero de 2018

ARTÍCULO SOBRE "LA ATENCIÓN TEMPRANA" (IDEAT)

Atención Temprana: la importancia de los primeros años de vida

La Atención Temprana hace referencia al “conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”. (Libro Blanco, 2000)

Uno de los principios fundamentales de la Atención Temprana es el fenómeno de la “plasticidad neuronal”, el cual tiene lugar en los primeros años  de vida. El término “plasticidad” se refiere a la capacidad del cerebro para reorganizar y modificar funciones, y adaptarse a los cambios externos e internos.

En los primeros años de la vida, las estructuras nerviosas se encuentran en un proceso madurativo, en el que continuamente se establecen nuevas conexiones sinápticas y tiene lugar la mielinización creciente de sus estructuras, de forma que, en respuesta a los estímulos procedentes de la experiencia, y mediante procesos bioquímicos internos, va conformándose el cerebro del niño (Mulas y Hernández, 2004). En consecuencia, la detección precoz permite iniciar una intervención de forma temprana y por tanto más eficaz, puesto que la capacidad de asimilar e integrar nuevas experiencias es mucho mayor.

Actualmente, la Atención Temprana no se limita a actuar sobre patologías ya instauradas (prevención secundaria), sino que apuesta por evitar o minimizar la aparición de alteraciones en el desarrollo (prevención primaria). Por tanto, las actuaciones en Atención Temprana no sólo van dirigidas a los niños que padecen algún déficit físico, psíquico o sensorial, sino también a aquellos otros que, por diversas circunstancias, pueden presentar problemas madurativos o de adaptación, es decir los niños llamados de alto riesgo, y a los niños sin una patología evidente.

Hoy por hoy, la Atención Temprana tiene un carácter más global, abarcando un conjunto de actuaciones que se dirigen no sólo al niño, sino también a la familia y a la comunidad, de manera que se pretende enriquecer el medio en el que se desenvuelve el niño, fomentando las interacciones con las personas que le rodean.

Además si consideramos el desarrollo evolutivo de un niño de forma global, debemos considerar todos y a cada uno de los aspectos que configuran dicho desarrollo: motor, lingüístico, cognitivo, sensorial y socio-afectivo... por ello, es importante que sea atendido por un equipo de profesionales especializado (psicólogos, fisioterapeutas, pediatra, logopedas, neuropediatras, terapeutas ocupacionales, profesores...) que aúnen sus criterios y metodología de trabajo en beneficio del propio niño.

En definitiva, el principal objetivo de la Atención Temprana es prevenir, y en su caso intervenir lo antes posible para favorecer la capacidad de desarrollo y bienestar del niño, haciendo posible su integración en el medio familiar, escolar y social.

García Morte, Laura (Psicóloga Nº Col. CV- 08587)





























lunes, 22 de enero de 2018

FISIOTERAPIA RESPIRATORIA (ARTÍCULO IDEAT)

¿COMO PUEDE AYUDAR LA FISIOTERAPIA RESPIRATORIA A TU HIJO?

Llegó la época del año donde se observa en los centros de salud, hospitales o en consultas pediátricas,  un aumento considerable de niños con afectaciones respiratorias que muchas de ellas pueden terminar complicándose en bronquitis, bronquiolitis…etc.

Por este motivo, es importante intentar difundir y dar a conocer tanto a profesionales sanitarios como a las familias, que existe la figura del fisioterapeuta especialista en fisioterapia respiratoria pediátrica. Este puede resultar de gran ayuda para conseguir aliviar, mejorar, e incluso evitar que esos signos iniciales de aumento de mucosidad, pase a vías aéreas más bajas, como son los bronquios, agravando la patología.

En fisioterapia respiratoria pediátrica se encuentran dos grandes movimientos bien diferenciados. Uno de ellos es la corriente anglosajona, que  basa sus maniobras en la percusión sobre la zona de las costillas (Clapping),  vibración, e incluso drenaje postural. Estas técnicas son las más conocidas y empleadas hasta el momento por el personal sanitario.

Por otro lado se encuentra la corriente francesa, la cual ha demostrado que muchas de las maniobras anteriormente comentadas, propias de la corriente anglosajona, no resultan efectivas e incluso en algunos momentos pueden ser perjudiciales. La corriente francesa basa sus técnicas en; presiones sublinguales que favorecen la eliminación de la mucosidad cuando se encuentran en vías aéreas superiores (nariz y garganta), la estimulación de la tos provocada y  drenaje bronquial que consiste en acompañar mediante presiones,  el momento de echar el aire y resistir a la hora de coger el aire. De esa forma el moco que se encuentra dentro de los pulmones se va elevando, hasta vías aéreas más grandes y de esa forma facilitar la expulsión.

Ahora bien, ¿Cómo puede ayudar la fisioterapia respiratoria a tu hijo?
El fisioterapeuta, realizará una valoración inicial que le dará información del estado respiratorio del niño y cuál será la técnica o la maniobra más adecuada que se tendrá que emplear en cada caso. Nuestra intención también es la de poder facilitar a los padres, maniobras que en su día a día con sus hijos, puedan ayudarles a eliminar de una forma efectiva la mucosidad sin someterlos a prácticas más desagradables para los niños y así evitar en la medida de lo posible que se complique la sintomatología.

IDEAT 

.

domingo, 29 de octubre de 2017

ARTÍCULO IDEAT "MI HIJO TODAVÍA NO HABLA"

MI HIJO TODAVÍA NO HABLA, ¿DEBERÍA PREOCUPARME?

Cuantas veces hemos escuchado la pregunta: ¿es normal que mi hijo no hable bien con la edad que tiene?, ó: ¿por qué utiliza tantos gestos pero no emite ningún sonido?
Normalmente tendemos a comparar a nuestro hijo con otros niños de su clase o incluso con su propios hermanos mayores, y es a raíz de ahí cuando comienzan las preocupaciones sobre si podrá hacer una cosa u otra. El lenguaje es una de esas preocupaciones, sobre todo cuando vemos que nuestro hijo no habla con la misma fluidez que otros niños de su edad, o aún no ha comenzado a hablar cuando otros niños de su edad sí.

En este artículo hablaremos del desarrollo normal del habla y del lenguaje, para así poder ver si realmente nuestro hijo puede llegar a tener un retraso en el lenguaje o no.
La primera pregunta que deberíamos hacernos es la siguiente:

¿Cuándo empiezan los niños a hablar normalmente?

Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, así como no todos los niños comienzan a andar a la misma edad, tampoco todos comienzan a hablar a la misma edad.
Podríamos estar hablando de retraso simple del habla cuando se produce un desfase en la aparición del habla y en el desarrollo de la expresión respecto a la edad cronológica del niño; por ello vamos a ver cuál sería el desarrollo normal del habla y del lenguaje para así tener una guía.

·       Antes de los 12 meses
A esta edad debemos tener en cuenta que nuestro bebé utiliza su voz para relacionarse con el entorno. El gorgoteo y el balbuceo son las fases iniciales del desarrollo del habla. Cuando tienen en torno a 9 meses comienzan a unir sonidos, a entonar el habla y decir “mamá” y “papá”, (aunque sin entender qué significan).
Antes de los 12 meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.).

·       Entre los 12 y los 15 meses
A esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), y empezar a imitar. También deberían comenzar a aproximarse a los sonidos y palabras que suelen usar los miembros de su familia, y así decir una o más palabras de forma espontánea. Los nombres suelen ser las primeras palabras que utilizan los bebés, de personas (papá, mamá), animales (perro, gato), juguetes (pelota, muñeca), etc. Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso ("Por favor, pásame el juguete" y similares).

·       De los 18 a los 24 meses
La mayoría de los niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen 2 años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como "bebé llorar" o "papá grande". Un niño de 2 años debería poder identificar objetos de uso común (tanto cuando el objeto está presente como cuando se trata de imágenes del objeto), señalar sus ojos, sus orejas y su nariz cuando alguien se las menciona y seguir instrucciones de dos pasos (como "Por favor, recoge el juguete y dámelo").
Esto no quiere decir que tengamos que contar las palabras que dice nuestro hijo, pero nos sirve para tener una idea aproximada.

·       De 2 a 3 años
A estas edades se suelen notar grandes avances, ya que el vocabulario del niño suele crecer considerablemente, y así, puede combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas, con una estructura de nombre+verbo+nombre, (nene come pan).
Su comprensión también debería mejorar; con 3 años, un niño debería empezar a entender qué significa "ponlo en la mesa" o "ponlo debajo de la cama". Su hijo también debería empezar a identificar colores, etc.

Por lo tanto, ¿cuándo estaríamos hablando de un retraso del habla y lenguaje?

·       Cuando a partir de los dos años no produce enunciados de dos palabras que puedan incluir un sustantivo y un verbo.
·       Cuando a partir de los dos años solo habla repitiendo y no se entiende lo que dice.
·       Cuando a partir de los tres años es capaz de pronunciar sonidos aislados y grupos de sonidos, pero presenta dificultades para formar palabras con ellos.
·       Cuando a los tres años muestra un retraso en la adquisición de juego simbólico.
·       Cuando a los tres años reduce al mínimo el uso de proposiciones, nexos y utiliza simplificaciones fonológicas, confunde, omite o sustituye consonantes, intercambiándolas en una palabra.
·       Cuando a los tres años imita pero no pronuncia frases de forma espontánea.

A continuación vamos a enunciar una serie de pautas que nos servirán para estimular la adquisión del lenguaje de nuestros hijos:
·       Da “la vuelta” a sus preguntas animándole a pensar y a manifestar sus opiniones (ejemplo: ¿por qué…? ¿a ti qué te parece?).
·       Utiliza preguntas abiertas. Anímale a contestarte con algo más que si o no, (¿y ahora qué hacemos?, ¿cómo funciona esto?, etc).
·       Contarle cuentos incluso antes de que comience a hablar, y cuando comience a hablar, hacerle partícipe, pidiéndole ayuda en algún momento, haciéndole preguntas, que diga los nombres de los objetos que aparecen en las imágenes.
·       Enseñarle canciones, adivinanzas, refranes, etc.
·       Jugar con él a juegos en los que intervenga el habla (dibujar y preguntarle qué ha dibujado...)

Algunos de los niños que comienzan a hablar tarde, se normalizan después, pero aún así, es recomendable que si notamos que nuestro hijo no progresa en la adquisición del lenguaje acudamos a un especialista para descartar cualquier problema que esté interfiriendo, como por ejemplo: problemas de audición, trastorno del habla, o algún otro problema del desarrollo.

IDEAT