La dificultad de ser padres:
Cuando recibes la
noticia de que vas a ser madre/padre es un momento muy emocionante. No sabías
que eras capaz de sentir tantas emociones juntas y a la vez, ¡que explosión!.
Ilusión, por lo que
ha de venir, miedos por hacerlo bien, incertidumbre por los cambios que
conlleva, alegría por esta nueva persona que llenará un espacio de tu ser,
tristeza por todo aquello que quedará en el camino… y muchas emociones más.
Durante el embarazo
la cabeza no para de pensar de todo tipo de pensamientos, de fantasear con todo
tipo de escenarios, de imaginar cómo será, como nos organizaremos, y conforme
piensas una cosa, muy posiblemente minutos después pienses la contraria, para
darte cuanta una vez llegado el preciado y temido momento que nada fue como
pensaste.
Y así es la
realidad, llena de ambivalencia, con la dificultad y los miedos, cada padre y
madre los suyos en función de sus propias historias, entremezclados con el amor
y buena voluntad.
Queremos hacerlo
bien, ser buenos padres y buenas madres. Pero, cabría plantearse ¿qué es ser
buen padre o buena madre? Resulta que esta pregunta debe hacérsela cada quien a
sí mismo, pues ser padre o madre no es algo reglado, con manual de
instrucciones a lo que podamos ceñirnos, todo lo contrario, es subjetivo e
implica las propias vivencias como hijos.
No hay más que
entrar a una biblioteca y revisar teorías, libros, orientaciones de lo que debe
saber una persona antes de ser padre y madre… ¡qué confusión! Cada autor opina
una cosa, te recomienda otra, y te censura otro tanto… Los profesionales
recibimos llamadas de padres angustiados para recibir consejos en la crianza,
pero no podemos darlos, pues los consejos son subjetivos, y de la persona que
los da a la que los recibe hay un abismo de experiencias, situaciones,
personalidades… que no permite, por suerte, llevarlos cabo.
El afán de búsqueda
por ese manual de instrucciones para hacerlo bien, de hecho, puede alejar a los
padres de hacerlo “suficientemente bien”, que decía Winnicott (psicoanalista de
niños, que trabajo mucho tiempo con los padres, tanto como con los niños, pues
no puede ser de otro modo). Podemos hacerlo lo mejor posible, con lo que somos,
y con lo que llevamos en nuestra mochila, con nuestras experiencias propias y
saberes personales.
Lo único claro en
crianza es que es una de las tareas más difíciles pues pone en contradicción
los deseos propios, con la realidad cotidiana, con el narcisismo, con los
deseos de los peques…
Hay dos pilares
básicos a los que arrimarse para sujetarse en la educación de los más pequeños,
dos pilares que ofrecen seguridad y confianza para poder seguir creciendo como
padres y como hijos, que son la función materna y la función paterna, que ambos
progenitores pueden y deben llevar a cabo, y que combinan el amor y los
cuidados con los límites y las normas.
Otra cosa a tener
en cuenta en la difícil tarea de ser padres es que igual que perdonamos a
nuestros hijos, debemos saber perdonarnos a nosotros mismos cuando no lo
hacemos como imaginábamos, o como nos gustaría, simplemente como podemos, y eso
ya es mucho.
Los padres pueden
meter la pata, los hijos verán así que ellos también pueden equivocarse, y que
eso es sano, y produce aprendizaje y riqueza personal, en contra de lo que
cotidianamente vemos que conlleva equivocarse: vergüenza, rechazo, culpa… que
solo proporciona bloqueo al ser humano.
Ser padres es
difícil, pero también es hermoso.
Ser padres es
complicado, pero te llena de amor del bueno.
Ser padres es
cansado, pero reconfortan un sinfín de experiencias.
Ser padres es un
aprendizaje continuo.
PAULA MARÍN GARCÍA (TERAPEUTA INFANTIL)
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