martes, 17 de enero de 2017

ARTÍCULO IDEAT

MIEDOS INFANTILES

El miedo es una reacción emocional que nos acompaña a lo largo de nuestro desarrollo, siendo totalmente normal y adaptativa. En el caso de los más pequeños los miedos se caracterizan por ser pasajeros, de poca intensidad y específicos a una edad determinada.

El miedo a la separación, a personas extrañas, a la oscuridad, a la escuela y un largo etcétera, aparecerá y desaparecerá a media que el niño va creciendo y le ayudará a enfrentarse de manera adecuada a situaciones difíciles y amenazantes que se presentarán a lo largo de su desarrollo.

En este punto nos podemos a hacer las siguientes preguntas: ¿Es bueno el miedo? ¿Sirve para algo? La respuesta es sí, el miedo es bueno y necesario, y cumple diferentes funciones.

El miedo es una alarma psicológica. El miedo nos pone en alerta ante posibles peligros, responde ante situaciones estresantes y por tanto es totalmente saludable e indica que nuestro cuerpo funciona perfectamente.
El miedo es útil para evitar correr riesgos innecesarios. El miedo actúa como un ángel de la guarda, no es más que un sistema de seguridad que nos ayuda a evitar el peligro.
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                                             Evolución de los miedos en los niños
Edad
Miedos
0-2 años
Pérdida del sostenimiento, ruidos fuertes, desconocidos, separación de los padres.
3-5 años
Disminuyen: perdida del sostenimiento, desconocidos.
Persisten: ruidos fuertes, separación.
Predominan: oscuridad, animales, daños físicos.
6-8 años
Remiten: ruidos fuertes.
Persisten: separación, oscuridad, animales, daño físico.
Predominan: monstruos, tormentas.
9-12 años
Remiten: separación, oscuridad, monstruos.
Persisten: animales, daño físico, tormentas.
Predominan: escuela, muerte.
13-18 años
Disminuyen: tormentas.
Persisten: animales, daño físico, escuela, muerte.
Predominan: apariencia física, relaciones sociales.

¿Y por qué tienen miedos los niños?

La primera de las razones, es que el ser humano está preparado para tener miedo. Esto explica por qué tenemos miedos tan selectivos y es que en cierto sentido, la humanidad ha heredado de sus antepasadas reacciones ancestrales de temor. El miedo a la oscuridad o a los animales se explica muy bien en este caso.

En segundo lugar, se ha de tener en cuenta que cada niño es diferente y hay unos más vulnerables que otros. De esta manera podemos encontrar que unas personas sean más susceptibles que otras y esto junto a una sobreprotección, no es más que un caldo de cultivo para el desarrollo de miedos y temores.

Por último, el aprendizaje, ya sea por la observación de experiencias negativas en otras personas o la transmisión de información por cuentos o películas, es determinante en ocasiones para que aparezcan reacciones de miedo.

¿Cuándo nos debemos preocupar? ¿Cuándo el miedo se convierte en fobia?
La clave para distinguir el miedo de la fobia es que el comportamiento resulte apropiado o no a las demandas de la situación. Por tanto deberemos tener en cuenta dos aspectos cuando hablemos de fobia, es una respuesta desproporcionada y desadaptada.
Por otro lado, para distinguir las fobias de los miedos transitorios, nos debemos de fijar en la duración del mismo, puesto que las reacciones fóbicas perduran 6 meses como mínimo.
En definitiva, el miedo es una reacción sana, mientras que la fobia es una reacción patológica que necesita tratamiento.

¿Cómo ayudo a mi hijo a vencer sus miedos?
La clave para superar los miedos es la confrontación. Los temores desaparecen cuando la persona se relaciona con el objeto temido y comprueba de verdad que no sucede nada malo. Por tanto, cuando damos un paso hacia delante el miedo retrocede, pero si damos un paso atrás el miedo avanza.

}  Recomendaciones:
  1. No demostrar y manifestar los miedos delante de los niños.
  2. Seleccionar las lecturas infantiles adecuadas.
  3. Contar cuentos agradables, exentos de terror y acontecimientos truculentos.
  4. Fomentar la autonomía e independencia.
  5. Seleccionar las películas a visionar, evitando las de terror y violencia.
  6. Realizar cambios graduales en el entorno para acostumbrarlo a situaciones novedosas.
  7. Reforzar los comportamientos valerosos.
  8. Evitar la sobreprotección porque fomenta la dependencia.
  9. Enseñar habilidades en relajación y autocontrol.
  10. Saber escuchar y dedicarles tiempo suficiente a los niños.

Bibliografía:
Méndez, F. X. (2012). Miedos y temores en la infancia: ayudar a los niños a superarlos. Madrid: Pirámide.
Méndez, F. X. (2003). El niño miedoso. Madrid: Pirámide.


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