martes, 14 de marzo de 2017

¡S.O.S. HORA DE HACER LOS DEBERES!

La hora de hacer los deberes, en numerosas ocasiones se transforma en la mayor fuente de conflictos en el hogar. Cada tarde se convierte en una batalla entre el niño y los progenitores para llevar a cabo las tareas académicas y el estudio preciso para poder aprobar. Pese a todo, seguimos insistiendo pensando en el bien para nuestros hijos, aunque los resultados que estos obtienen no sean los esperados o deseados.

            A menudo los padres acuden a nuestros centros preguntándonos qué pueden hacer ellos para que sus hijos aprueben. Desgraciadamente, no existe una fórmula mágica que pueda hacer que los niños consigan todos los objetivos deseados; sin embargo, podemos aplicar una serie de estrategias que nos ayuden ya no sólo a facilitar el aprendizaje, sino también a reducir el tiempo invertido en el estudio llegando a ser este de mejor calidad. Os presentamos algunos de los trucos que solemos recomendar


1. Cuidar la alimentación de nuestros hijos.

            A priori nos puede parecer que el alimento que ingieren no tiene relación con el rendimiento académico de nuestros hijos. Sin embargo, está demostrado que la ingesta de ciertos alimentos dentro de la dieta habitual es beneficiosa para potenciar ciertas capacidades en los niños:

-       Los azúcares aportan grandes cantidades de glucosa que es el equivalente al cerebro de la gasolina para los coches. No por ello debemos de darle dulces sin cesar a nuestros
hijos; alimentos como la fruta o los cereales y el pan contienen glucosa en grandes cantidades. Es por ello que el desayuno perfecto para nuestros hijos podría ser, por ejemplo, un vaso de zumo de frutas con un buen tazón de leche con cereales o una tostada.
-       Frutos secos: aportan una gran cantidad de vitamina B1, que se ha demostrado que es una gran potenciadora de la memoria.
-       Pescados y mariscos: que aportan minerales que ayudan al buen funcionamiento neuronal.

2. Cuidar el ambiente de trabajo.

            Es esencial el otorgar a nuestros hijos un ambiente de trabajo óptimo. El tener un espacio fijo en el que realizar las tareas con una buena iluminación y unas condiciones ergonómicas aptas (como una silla ajustable o que ayude a la correcta postura del niño) hará que disminuya la sensación de fatiga, pudiendo permanecer sentado un período de tiempo mayor. Además, debemos procurar el mantener alejados los potenciales distractores que hayan alrededor del niño (televisión, consola, móvil, etc.).


3. Establecer un horario diario de estudio.

          

  Actualmente es muy común que los niños realicen actividades extraescolares. Estas son muy recomendables siempre y cuando les permitan compaginar con los deberes y el tiempo de ocio. Es por ello que el realizar un horario que establezca el tiempo que el niño tiene que dedicar a cada actividad que lleva a cabo facilitará la organización.



4. Ayudar a organizar las actividades de estudio.

            Se recomienda comenzar por las actividades que presenten una dificultad media, seguidas de las más difíciles (puesto que después de los primeros minutos de estudio es cuando alcanzamos la mayor concentración) y las más sencillas al final de la sesión. En medio, se deben hacer pequeños descansos de no más de 10 minutos en los que es preferible que no cojan ninguno de los mayores distractores (móvil, ordenador, consola…).


5. Ofrecernos para preguntar.

            En época de exámenes, el preguntar la lección a los niños es una buena manera de que tanto ellos como nosotros nos aseguremos de que el temario ha sido aprendido y poder despejar posibles dudas sobre él.

6. Motivar.

            Es una de las tareas más difíciles puesto que pocos niños muestran un interés intrínseco hacia las tareas académicas.

Lo primero que debemos tener en cuenta es el plantearnos expectativas razonables acerca de los resultados que podemos pedirles a nuestros hijos. Por otra parte, es conveniente saber qué estilo de aprendizaje es el que más se ajusta a nuestros hijos. De esta manera, podremos ayudarles a enfocar el estudio de una manera óptima. En este sentido, se observan tres estilos de aprendizaje:

-       Auditivo: les resulta más fácil acordarse de los contenidos cuando son oídos. A estos niños les resulta más eficiente grabarse y escucharse varias veces diciendo la lección o incluso estudiar en voz alta. De esta manera, se facilita la memorización.
-       Visual: Son niños que presentan mayor facilidad de memorización cuando las lecciones van acompañadas de fotos y dibujos. A estos niños les resulta muy útil ir haciendo dibujos de aquello que están leyendo para facilitar su memorización.
-       Quinesiológicos: Estos niños les resulta muy fácil “aprender haciendo”. Es por ello que les resulta más fácil aprender usando herramientas táctiles (ábacos, letras grandes para la ortografía, etc.).

Usar recompensas es otra forma de motivar a nuestros hijos. Establecer las recompensas desde el principio. Es recomendable que estas no sean materiales, preferiblemente sociales (ir al parque, invitar a un amigo a merendar, etc). Por otra parte, también podemos hacer que nuestros hijos se comprometan con alguna otra persona de referencia (tío, abuela, padrino…) a realizar los deberes.

Por último, debemos recordar la importancia de mantenernos tranquilos y ser pacientes. Un buen manejo de las situaciones conflictivas ante las tareas puede marcar la diferencia entre el buen desarrollo académico de nuestros hijos y el fracaso en este área. Por lo tanto, debemos ser buenos modelos coherentes para los pequeños de la casa.

Mucho ánimo y paciencia.


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
Página web de educación de la Junta de Castilla y León: http://www.educa.jcyl.es
TIERNO, B. (2003): Las mejores técnicas de estudio. Madrid: Temas de Hoy

AUTORA:
Mari García
Técnico en Intervención Infanto-Juvenil CRAE APSA San Vicente del Raspeig.






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